El periodo inmediatamente posterior a un alta hospitalaria es uno de los momentos clínicamente más frágiles para cualquier paciente, y especialmente para quienes han sufrido un evento cardiovascular como un infarto o una descompensación por insuficiencia cardíaca. La evidencia científica es clara: el riesgo de reingreso precoz en las primeras semanas tras el alta es elevado, y muchas de estas readmisiones podrían evitarse con un seguimiento estructurado.
La insuficiencia cardíaca, en particular, representa una de las principales causas de reingreso hospitalario en los 30 días siguientes al alta. Los pacientes pueden presentar retención de líquidos, síntomas sutiles de descompensación o dificultades para gestionar su tratamiento farmacológico. Sin una supervisión cercana y multidisciplinar, el pronóstico se complica, afectando no solo a la calidad de vida sino también a la supervivencia.
En el contexto actual, el sistema sanitario español está sometido a una alta presión asistencial. Muchos servicios de atención primaria y especializada no pueden ofrecer revisiones clínicas en un plazo razonable, lo que deja a los pacientes más vulnerables —como los mayores o aquellos con comorbilidades— en una situación de riesgo. Este vacío asistencial tras el alta genera incertidumbre, abandono del tratamiento y, con frecuencia, nuevos ingresos.
En Clínica Samon entendemos la magnitud de este problema y ofrecemos una alternativa eficaz y humana. Ponemos a disposición de nuestros pacientes un servicio específico para quienes acaban de recibir el alta hospitalaria, centrado en reducir complicaciones y evitar reingresos innecesarios. Este servicio incluye una consulta médica precoz, revisión del tratamiento, educación sanitaria individualizada y seguimiento clínico activo.
Además, contamos con un plan de rehabilitación cardíaca diseñado por nuestro equipo de enfermería y fisioterapia, especializado en salud cardiovascular. Este programa está enfocado en recuperar la capacidad funcional del paciente, reforzar su autonomía y mejorar su pronóstico a largo plazo. Porque el alta hospitalaria no debe suponer el final de la atención, sino el comienzo de una nueva etapa en la que el paciente se sienta acompañado, seguro y bien guiado.


