Vivimos en una sociedad marcada por la velocidad, la hiperconexión y la presión constante por rendir. Para muchas personas, el entorno laboral se ha convertido en una fuente crónica de estrés, con repercusiones que no se detienen al salir de la oficina. Lo que ocurre en el trabajo puede influir profundamente en la salud del corazón.
En Clínica Samon abordamos el impacto del estrés de forma integral, ayudando a nuestros pacientes a identificar sus efectos, reducir sus consecuencias y proteger su salud cardiovascular a largo plazo.
La relación entre el estrés laboral sostenido y las enfermedades cardiovasculares está sólidamente respaldada por la evidencia. Estudios epidemiológicos han demostrado que las personas expuestas a un estrés ocupacional prolongado presentan un mayor riesgo de hipertensión arterial, enfermedad coronaria, infarto de miocardio, arritmias e incluso insuficiencia cardíaca.
Uno de los modelos más utilizados para explicar este fenómeno es el de ‘demanda-control’ (Karasek), que describe cómo los trabajos con exigencias elevadas y poco margen de decisión generan una respuesta fisiológica crónica. Esta respuesta implica la activación sostenida del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, con elevación de cortisol y catecolaminas, lo que lleva a inflamación vascular, disfunción endotelial y alteraciones metabólicas que afectan el sistema cardiovascular.
El estrés crónico no es simplemente un estado mental; genera cambios reales en el cuerpo. Aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca de forma mantenida, reduce la variabilidad de la frecuencia cardíaca —un marcador de regulación autonómica saludable— y promueve un estado inflamatorio sistémico que contribuye al daño vascular. También favorece conductas perjudiciales como el tabaquismo, el sedentarismo, el consumo de alimentos ultraprocesados o el mal descanso. El insomnio y los trastornos del sueño son frecuentes en estos contextos y agravan aún más el riesgo cardiovascular.
La evidencia más reciente, incluida en el consenso clínico 2025 de la European Society of Cardiology (ESC), reconoce el estrés psicosocial como un factor modificable de riesgo cardiovascular. Su abordaje debe considerarse parte fundamental de la estrategia preventiva y terapéutica en cardiología.
En Clínica Samon hemos incorporado herramientas específicas para evaluar cómo afecta el estrés a la salud de nuestros pacientes. En la consulta, exploramos no solo síntomas físicos, sino también el contexto laboral, los niveles de carga mental, los hábitos de sueño, el nivel de actividad física y la presencia de síntomas asociados como fatiga persistente, ansiedad o dificultad para desconectar.
Cuando se identifica un patrón de estrés sostenido, recomendamos una valoración completa. Esta puede incluir electrocardiograma, ecocardiograma, monitorización ambulatoria de la presión arterial, estimación del riesgo cardiovascular mediante escalas como SCORE2 o PREVENT, y en ciertos casos, marcadores analíticos de inflamación y metabolismo. La valoración del tono autonómico y del sueño puede aportar información relevante en perfiles seleccionados.
El tratamiento del estrés debe ir mucho más allá de ‘aprender a relajarse’. Requiere un enfoque médico y multidisciplinar. En Clínica Samon contamos con un equipo especializado que integra la perspectiva cardiológica con el acompañamiento psiquiátrico y psicológico, incluyendo un especialista en salud laboral y rendimiento.
Proponemos un plan adaptado a cada persona, que puede incluir: reeducación del sueño, ejercicio físico terapéutico, intervención nutricional específica, evaluación psiquiátrica cuando es necesario y herramientas de regulación emocional como respiración consciente o mindfulness.
Este abordaje permite no solo reducir los síntomas, sino prevenir complicaciones mayores. Como señala la American Heart Association (AHA) en sus documentos de 2025 sobre calidad asistencial y prevención, la integración del componente emocional y psicosocial en los programas de salud cardiovascular mejora la adherencia al tratamiento y reduce eventos futuros.
El estrés no se mide en una analítica, pero deja huella en el cuerpo y en el corazón. Identificarlo a tiempo, comprender sus mecanismos y actuar con un plan personalizado puede marcar la diferencia. En Clínica Samon creemos que cuidar el corazón también significa revisar cómo vivimos y trabajamos. Y estamos aquí para acompañarte en ese proceso con ciencia, sensibilidad y compromiso.


